Friday 13 de June, 2025

POLíTICA | 20-05-2025 11:06

Por qué perdió el PRO

LLA impuso su lógica rupturista en la Ciudad. El PRO, sin épica, pagó el precio de sus propios errores. La posibilidad de corregir.

Por años, la Ciudad de Buenos Aires fue el bastión inexpugnable del PRO. Desde la llegada de Mauricio Macri en 2007, pasando por Horacio Rodríguez Larreta hasta Jorge Macri, con una maquinaria electoral bien aceitada, el partido supo blindarse frente a los vaivenes nacionales. Pero ese ciclo está en riesgo: La Libertad Avanza, de la mano de Manuel Adorni y con el respaldo pleno de Javier Milei, se impuso en territorio porteño con una audacia que el PRO no supo, no quiso o no pudo replicar. La derrota no fue sólo electoral. Fue simbólica. 

Es una salida difícil la del PRO”, define con precisión el consultor Gabriel Slavinsky, una de las voces más agudas en el análisis político actual. Y esa dificultad no se reduce a una campaña fallida, sino a una acumulación de errores tácticos y estratégicos que terminaron por desdibujar al partido. Muchos de los cuales hoy se atribuyen cerca de Mauricio Macri al consultor catalán Antoni Gutiérrez-Rubí, antes asesor de Sergio Massa y Cristina Kirchner Una cadena de decisiones desacertadas que terminaron por vaciar de sentido su propuesta política.

El oficialismo porteño encaró la contienda con una narrativa débil, sin épica ni contraste frente a los ataques de Larreta y su "olor a pis". Y a diferencia de otras elecciones, esta vez el PRO no logró encarnar una promesa de futuro, ni supo capitalizar su gestión. “El error no es comunicacional, es de estrategia política”, repite Slavinsky. “Esto no se soluciona con una campaña más linda, más enfocada”. No se trató de estética, sino de fondo: de no saber qué se quería defender y a quién se quería representar.

Mientras tanto, los libertarios entendieron el signo de época. “El primer acierto de LLA es la determinación y la audacia”, señala Slavinsky. “Sabe Milei que tiene que atacar, ser disruptivo, porque eso fue lo que vendió”. En esa lógica, el discurso agresivo, el enfrentamiento constante y hasta el maltrato institucional no fueron errores, sino parte del producto. El marketing de Milei es su propia irreverencia. Por eso minimizó tras la votación del domingo los criticados videos de deep fake con IA: "es muy de cristal", le espetó a Macri. Donde el PRO erró por cálculo, Milei acertó por intuición. 

La campaña de Manuel Adorni, ungido por la Casa Rosada como candidato libertario, fue agresiva, polarizadora y decidida. La del PRO, en cambio, fue lánguida y desdibujada: por orden del consultor catalán se edulcoró a una Silvia Lospenatto que aparecía aguerrida desde el Congreso nacional. La "buena onda" no rindió frutos. “La campaña del PRO fue básicamente triste, de víctima”, apunta Slavinsky con dureza. No hubo entusiasmo ni movilización. No hubo mensaje. La defensa de la “gestión” sonó a pretexto. Y en política, el electorado castiga la indecisión.

En paralelo, el peronismo tampoco logró articular una alternativa nítida. “Ocultar el peronismo explícito [de parte de Santoro] no fue la mejor estrategia”, señala Slavinsky. La tibieza, en un contexto de discursos extremos, sólo sirve para volverse invisible. La derrota del PRO no es apenas la pérdida de una elección: es el cierre de un ciclo y la apertura de una etapa de reconfiguración. El futuro será de quien sepa leer con claridad el nuevo lenguaje de la política porteña La lógica ya no es gestión versus relato. Es ruptura versus continuidad. Milei lo entendió. El PRO, todavía no.

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Maximiliano Sardi

Maximiliano Sardi

Editor de Internacionales.

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